dimarts, 14 d’agost del 2012

UN ARTICLE MOLT INTERESSANT de  EL PAÍS

Aprendiendo a ser mamíferos de nuevo.
Pocas mujeres dan a sus bebés el pecho pese a las políticas públicas de fomento de la lactancia materna - Pesan la cultura del biberón y la falta de formación y apoyo de los profesionales.

Una de las experiencias más agobiantes para una madre primeriza es intentar que el bebé llorón y hambriento que acaba de revolucionar su mundo se enganche al pezón, dolorido por las grietas, mientras su suegra repite: "Dale un biberón, se crían igual de bien". Y es que cualquier conversación de madres, un vistazo a los foros de Internet, o la cantidad de artilugios inventados para facilitar la lactancia materna parecen indicar que somos unos extraños mamíferos que ya no sabemos alimentar a nuestros bebés, y que nos extinguiríamos si no existieran los biberones.
¿Por qué algo en teoría natural resulta tan difícil hoy en día, hasta el punto de que muchas madres deciden no dar a sus bebés leche materna, pese a sus incontables beneficios, tanto para la salud como para la vi
nculación afectiva?
La Organización Mundial de la Salud (OMS), Unicef y la Asociación Española de Pediatría (AEP) recomiendan amamantar de forma exclusiva (sin agua, zumos, infusiones, ni leche artificial) hasta los seis meses de vida, y seguir con la lactancia, junto con otros alimentos, hasta los dos años o más.
Pero la realidad es muy distinta: aunque a la salida del hospital, la mayoría de las madres (80%) dan el pecho, a los tres meses solo el 52,5% de los niños toman leche materna en exclusiva, y a los seis, el 36%, según los datos que dio el lunes, comienzo de la semana mundial por la lactancia, la AEP.
Una mezcla de falta de formación y de apoyo coordinado de los profesionales, junto con la información insuficiente de la futura madre, sometida a un bombardeo de falsos mitos y presiones familiares y
sociales, dificultan que se cumplan las recomendaciones sanitarias y los deseos de muchas mujeres de prolongar la lactancia. 
Subyace la pérdida de referentes culturales, tras décadas en las que no hemos podido aprender a amamantar observando a otras mujeres pues el biberón se ha convertido en la norma, en gran parte por la mercadotecnia agresiva de los fabricantes, que han logrado que se vea como positivo alimentar a los bebés con leche de otra especie -la vaca- en la que hay que eliminar y añadir componentes para imitar a la leche materna. Si se suman las raquíticas políticas para compaginar lactancia y trabajo, como la baja maternal de 16 semanas, el resultado es obvio. 
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 "El mayor error es que las madres lleguen pensando que dar el pecho es fácil", opina Jesús Martín-Calama, coordinador nacional de la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia. ....... "En el 50% de los casos, hay problemas", dice Martín-Calama. "Los bebés se tienen que adaptar al pecho de su madre, y para eso, necesitan paz, tranquilidad, tiempo para ponerse en contacto y acoplarse", explica. "Que quede claro que los primeros 10 días no es fácil, no es lo bonito que vendrá luego. Pero como no ayudes a la madre esos primeros 10 días, se quedará sin vivir esa experiencia".
Para Martín-Calama, "lo que distorsiona todo es la gran facilidad para solucionar cualquier problema con un
biberón, lo que no sucede en la naturaleza. Al mínimo contratiempo, se tira la toalla", afirma. 

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"Ni para ser médico ni pediatra me enseñaron nada sobre lactancia", dice Carlos González, autor de Un regalo para toda la vida. Guía de la lactancia materna. "Ahora sí se hace, pero los médicos que llevan más años necesitan un reciclaje". Es un problema común en los países desarrollados. "Con demasiada frecuencia, cuando hay dificultades, los profesionales de la salud suplementan con biberones, por falta de las destrezas o la experiencia necesarias", dice Bernadette Daelmans, médica del equipo de salud y desarrollo de recién nacidos y niños de la OMS.
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Concepción Martínez, vicepresidenta de la Federación de Asociaciones de Matronas de España,  añade: "Se ha perdido el instinto. Un recién nacido, si lo dejas sobre su madre, piel con piel, a los 70 minutos como máximo empieza a mamar".
Las experiencias de distintas mamás muestran una situación frecuente, tanto en centros públicos como privados: la contradicción de que una política oficial de apoyo a la lactancia materna, en la práctica, choca con rutinas anticuadas, falta de formación o un simple comentario de un profesional, que dicho en un momento de máxima sensibilidad y agobio, puede acabar con el deseo de amamantar de la mujer.
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"El pilar fundamental es que la mujer desee lactar. Cuantas más armas le ofrezcamos para que informe a la pareja y a la familia, mejor " comenta Juana María Aguilar, consultora certificada en lactancia materna del Hospital 12 de octubre de Madrid. " Son armas necesarias para vencer la presión de madres y suegras de las parturientas". "Pues yo te crié con biberón y mira qué bien estás". O "¿Por qué pide tanto? Se ha quedado con hambre", son dos clásicos que alimentan las inseguridades maternas.
 
Una vez la madre consigue lo más difícil, instaurar la lactancia, las presiones, incluso de los propios pediatras, continúan con comentarios como "ya es muy grande para tomar el pecho" o "lo estás malcriando". "A menudo, familiares y amigas de la madre saben muy poco de lactancia, o han tenido experiencias negativas y no la pueden ayudar. De hecho, puede oír todo tipo de comentarios destructivos de gente ignorante que no entiende el proceso de la lactancia", afirma por correo electrónico Christiane Rudert, experta en nutrición de Unicef.
 
Por suerte, el panorama, poco a poco, está cambiando. "Hace 20 años, era rarísimo que alguien diera el pecho más de seis meses", asegura Carlos González, quien reivindica el amamantamiento, más allá de los beneficios para la salud, como "un derecho, una experiencia vital" muy importante para muchas mujeres. "Mejorará a medida que salgan nuevas generaciones de médicos con formación en lactancia materna, y se vean más mujeres dando el pecho. Es un círculo virtuoso".
 
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Aprendiendo a ser mamíferos